todavía no sé bien cómo llegamos a que me contara eso. sé que empezó con que los coches blancos chocan menos que los negros y por eso le están cambiando el color a los taxis. que además en un coche negro tenés más calor, dijo.
yo pregunté si el dueño no le dejaba prender el aire acondicionado y me dijo que no, “pero cuando maneje un taxi blanco no va a tener más remedio que dejarme”.
entonces se embaló y contó una cosa y después otra. me distraje y él dijo algo que hizo que recuperara el interés en lo que estaba diciendo “yo no tomo, no fumo, no juego, pero tengo un vicio, ¿se me nota eh?” y yo, mirando atónita los ojos verdes del tipo en el espejo retrovisor le dije, titubeando, “las mujeres”.
dudé, aunque fuera obvio, porque es curioso que alguien ponga en el mismo saco a los cigarros, el juego, el alcohol y… las mujeres. en fin.
“el otro día le tuve que decirle a una mujer que me volvió loco que yo tengo esposa y amante y que además trabajo 12 horas arriba de un taxi, ella no se merecía un tipo con tan poco tiempo”.